Llevaba tiempo detrás de efectuar este recorrido, ya que discurre por lugares muy conocidos de nuestra sierra de las Villas, pero por una u otra razón lo tuve que ir posponiendo. El inconveniente que tiene es que tienes que subir con varios coches o que algún alma caritativa tenga a bien el subir expresamente del pueblo, te recoja en las inmediaciones del pantano una vez hayas finalizado el recorrido y te lleve a Gil Cobo donde previamente habías dejado el tuyo en la salida.
Hablé con mi hermano si el día señalado podía hacer el favor de recogernos y no puso muchas pegas. Así es que cogí a los niños y nos fuimos a para la sierra.
El día, en principio, no pintaba mal en cuanto a condiciones meteorológicas, estábamos ya a principios de octubre y empezaba a refrescar, aunque cuando se metía el sol picaba de lo lindo. Pero más tarde, cuando estábamos llegando a Peña Corba la cosa empezó a ponerse fea, ya que se veía llegar un frente nuboso por el oeste que no pintaba bien. Ya en Peña Corba había más nubes que claros, empezaba a correr una viento molesto y el frente seguía acercándose.
Fue el momento de decidir si continuar o volvernos sobre nuestros pasos. Optamos por seguir, ya que estábamos a más de la mitad de camino e iba a dar igual si llovía.
En el Pardal, aunque ya bastante nublado y con aire desagradable, además de las magníficas vistas, pudimos observar el vuelo de más de una veintena de buitres que nos sobrevolaron a baja altura. Después de un pequeño alto para las fotos de rigor nos dirigimos sin dilación hacia la zona de los Palancares bajando por la ladera del Pardal.
Cerca ya del cortijo semiderruido, a la altura del pequeño manantial, empezó a lloviznar lo que hizo que nos preparásemos para lo que se veía venir y que al final se produjo. Nos pusimos unos ponchos que tenía de propaganda, y claro, tenía que habérmelo supuesto, estas cosas son para salir del apuro, no para estas situaciones. Esta llovizna arreció y aunque no se convirtió en nada parecido a torrencial, estos ponchos al no cubrir lo suficiente produjo que la llovizna fuera calando y quedáramos bastante mojados. Y después de todo tuvimos un poco de suerte ya que cuando estábamos en el Tranco del Acebo, llamamos a mi hermano, con lo cual llegamos los dos al mismo tiempo al cruce del carril con la carretera de las Villas.
A pesar de todo disfrutamos de una jornada de sierra bastante interesante, compartiendo con los niños estas experiencias tan enriquecedoras.
El Aguascebas de Gil Cobo al poco de tomar el carril hacia la Cerrada de San Ginés
En las inmediaciones de la fuente Colorá
En la subida, se puede divisar la Morra del Cerezo, con su caseta semiderruída
Llanura que se encuentra al coronar la Lancha de la Escalera
Buenas vistas del Blanquillo desde esta zona
Zona del valle del Pantano del Aguascebas
Reponiendo fuerzas en el manantial del Tejo
Poco más adelante ya se divisa el Pardal
Primeras vistas de Peña Corba
Llegamos a las inmediaciones de la roca para efectuar la subida
Zona de la llanura de Jabalcaballo durante la subida a Peña Corba, al fondo a la izquierda, la Morra vista por detrás de donde habitualmente la vemos
Detalle de la Morra
Los niños en el collado final de la subida
El Blanquillo y uno de los Hermanillos, en el fondo a la izquierda se ve asomar el Caballo Torraso
Acercándonos hacia el Pardal
Vista atrás de Peña Corba desde la llanura
Otra desde las primeras rampas del Pardal
Ya queda menos
La Morra y más acá la cañada del Avellano
Punto geodésico del Pardal
Piedras Rubias
Zona de los Palancares desde el Pardal
Casi al final de la bajada por la ladera, vista hacia atrás de Piedras Rubias
Ladera del Pardal
Sendero justo antes de llegar al cortijo de los Palancares
Cortijo de los Palancares
Como se puso a llover no pude sacar mas fotos, sólo esta de las rocas entre las que se pasa justo antes del Tranco del Acebo
Mapa:
Datos Técnicos:
Tipo de recorrido: Lineal
Distancia: 19,51 Km.
Tiempo estimado: 7:30 Horas
Altura mínima: 1.037 m.
Altura máxima: 1.579 m.
Dificultad: Media
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