Este día visitamos la zona del Tranco del Lobo, esa serie de grandes paredes rocosas que se ven al sur una vez que llegas a la Nava de San Pedro. Para ello dejamos el automóvil pasada la curva que se encuentra en la Trinchera. Desde allí tomamos una senda que nos conecta con el carril de bajada al Vado de las Carretas, que es el que conecta con la Cañada del Mesto y a través de esta y siguiendo el curso del río Guadalentín, nos llevaría al pantano de la Bolera, ya convertido en sendero. El río lo cruzamos por el pequeño puentecito de palos que existe más arriba del vado, ya que el río bajaba lo suficientemente caudaloso para no poder vadearlo sin mojarnos. Nos dirigimos luego al cortijo del Poyo de Tribaldo en donde efectuamos una breve parada para disfrutar del entorno de esta maravillosa zona que en ésta época del año se encontraba en todo su esplendor. Estando allí nos encontramos con Paco de Úbeda y Pepe Cabrera de Villanueva del Arzobispo, éste último tío de Inmaculada la novia de mi sobrino Fco. Rafael, y ambos componentes del grupo de senderistas que lidera Ángel del Barrio “Sansón”, y que casualmente pasaron por allí camino del Branchón. Charlamos un momento, nos hicimos unas fotos junto a una de las placas y luego se fueron rápidamente en busca de los demás que no llegaron a subir al cortijo. Nosotros nos pusimos también en camino hacia el Tranco por el sendero que pasa junto al cortijo y que se va elevando por la ladera en busca de las cumbres. Una vez que se llega arriba se abandona el sendero hacia la izquierda y campo a través se camina en busca del repetidor que existe en la cumbre. Éste nos va a servir de referencia para encontrar el camino que se dirige desde el Almicerán hasta cerca de la plataforma del Tranco del Lobo. Seguimos hacia la izquierda por éste camino hasta que acaba en un sendero y unos cientos de metros más adelante nos encontramos con la plataforma donde se encuentran los carteles que explican la historia del último maquis “El Ramiro”. Bueno parece ser que ésta localización es la turística. Según cuentan los lugareños los hechos no ocurrieron aquí, sino por la zona del repetidor y la caseta de los guardas. Allí nos encontramos con otro grupo, éste de Murcia, que efectuaban el recorrido al revés que nosotros. Tras las fotos de rigor al borde de los precipicios, nos despedimos y continuamos nuestro camino, ya campo a través en busca de la famosa repisa que bordea el acantilado. Después de dar con ella y subir a las paredes donde se encuentra, nos volvimos sobre nuestros pasos con la sorpresa de encontrarnos en el Vado de las Carretas con el hermano de Serafín (la persona de la que habla una de las placas), el cual nos llevó al cortijo, o más bien cortijada, del Vado de las Carretas, de la cual son los encargados de su mantenimiento, y muy amablemente nos presentó a su padre. En éste magnífico lugar estuvimos charlando un tiempo y nos contaron bastantes cosas de la vida en estos lugares. Luego nos despedimos y nos dirigimos en un corto paseo a finalizar nuestro recorrido en la Trinchera, donde comenzamos por la mañana.
Datos Técnicos:
Tipo de recorrido: Lineal
Distancia: 19,89 Km.
Tiempo estimado: 6:30 Horas
Altura mínima: 1.111 m.
Altura máxima: 1.758 m.
Dificultad: Media