El o las Empanadas, da igual el género con que se le llame, es la máxima altura de todo el parque natural con sus 2107 m, su vertiente es límite entre nuestra provincia y Granada, hacia allí se encaminan nuestros pasos éste despejado día del Pilar. Elegimos un recorrido sencillo y corto efectuando la salida desde el control de Ramblaseca. En principio teníamos previsto hacer el recorrido ida y vuelta por el mismo sitio, siguiendo el curso del Arroyo del Infierno hasta su nacimiento en el collado de la Rambla y desde allí afrontar el tramo final para coronar la cima. Empezamos caminando entre pinos por el carril que atraviesa los Campos, tras unos centenares de metros de pronto, a la altura del refugio de Ramblaseca, la arboleda desaparece casi por completo, quedando ante nosotros un panorama yermo propio de la altiplanicie en la que nos situamos. Seguidamente nos encontramos a nuestra derecha dos grandes tornajos, justo a continuación se desvía a la derecha el camino que seguiríamos a lo largo del Arroyo del Infierno. En principio el desnivel era imperceptible, pasamos junto a las ruinas de la casa forestal de la Cabrilla, lástima que la administración se olvide de estas construcciones y las deje caer. Continuamos nuestro camino, junto al arroyo, pendientes de los hitos que nos indicaban la dirección correcta, cambiando algunas veces de margen. La pendiente iba creciendo conforme avanzábamos, con lo que ganábamos altura y con ello cada vez teníamos mejores panorámicas de los Campos de Hernán Perea y al fondo las Banderillas. Al llegar al collado, durante unos metros el camino se suavizó, para, al poco iniciar el último repecho rodeados casi completamente de piornales, que luego iban desapareciendo a medida que nos acercábamos a la cumbre. Allí nos encontramos, recostado bajo el punto geodésico, a Emilio, un pastor de Castril, con su indumentaria típica, zurrón de piel de cabra y por calzado unas esparteñas. Nos comentó que es por esa zona por donde suele llevar su rebaño a pastar, que deja su pequeño ciclomotor por la zona del cortijo del Nacimiento y se sube por el barranco de Túnez a echarse un ojo a las ovejas. Se está con ellas un par de días, durmiendo en unas covachas que existen al sur de la cumbre y luego se baja para el pueblo otros tres o cuatro días para luego volver otra vez. Después de un rato de parlamenta con éste señor al comentarle que volveríamos sobre nuestros pasos, nos indica que podemos hacerlo en dirección norte ya que dejándonos caer por la ladera en esa dirección iríamos a dar justo a la casa de la Cabrilla. Así lo hicimos, y aunque la ladera presentaba bastante desnivel, nos ahorramos bastante camino. Una vez en los alrededores de la casa forestal sólo nos quedaba desandar el camino hacia el control de Ramblaseca, donde dejamos el vehículo.
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