Comenzamos nuestro caminar siguiendo el carril en dirección a la Nava de San Pedro, antes de llegar al primer puente que cruza éste arroyo, nos desviamos hacia la derecha para coger un camino, posiblemente fuera un jorro, que nos va llevar en una primera subida a un llano en el que existe una alambrada por la izquierda. Hacia la derecha vemos que existe un valle por el que llegaremos horas más tarde formado por la parte final de la Media Ánega y el comienzo del monte de Navahondona. Bordeamos la valla a cierta distancia hasta llegar a la pista que viene de la Nava y la vamos a seguir hacia nuestra derecha.
En los primeros metros la pista se encuentra bastante despejada de vegetación por lo que podemos disfrutar a nuestra izquierda de buenas panorámicas de la sierra de la Cabrilla.
La pendiente es suave en la primera parte pero luego se inclina para subir al llano de los Torcales de Pedro Cerrillo. Desde que llegamos, podemos ver al fondo el imponente Calar de Juana, su presencia nos acompañará durante gran parte de nuestro recorrido. Lo mismo de la Media Ánega, que se nos sitúa a nuestra derecha, en ésta parte por su zona sur, más agreste, con grandes farallones rocosos, más tarde, durante el cresteo de la loma de la Mesa volveremos a verla, también a la derecha, pero por la zona norte, más ondulada, pero de muy difícil caminar por la cantidad tan grande de piedras que posee.
Cruzamos esta llanura para iniciar la bajada por el barranco del Coberterón. Al principio del descenso caminamos sin sendero hasta que hacia la mitad damos con el camino. Las vistas de la cerrada de la Canaliega, el Calar y del angosto valle bajo el que se encuentra ahora el Gualay son impresionantes.
Por fin llegamos abajo, a la pista, poco más arriba del dique destruido. Caminamos ahora por ésta en dirección al vado de los Perrillos, encajonados en el valle entre el Calar de Juana a nuestra izquierda y el final de la Media Ánega y la peña de los Tornillos a nuestra derecha.
Se abre el valle al llegar a la zona del vado de los Perrillos, como hay varios que no conocen la Cerrada del Pintor, vamos a efectuar una breve incursión.
Cruzamos el vado y seguimos el camino que nos conduce a la entrada inferior. En la época en la que nos encontramos el río se presenta con más agua que en verano, que es cuando normalmente solemos venir y zonas en las que en época estival están secas, ahora presentan un nivel de agua que tenemos que sortear.
No se cansa uno de venir a éste lugar, siempre nos sorprende con algún aspecto nuevo. Los compañeros que me acompañan se quedan igualmente impresionados ante este espectáculo de la naturaleza, más si cabe al ser la primera vez y de inmediato me proponen volver otro día y conocerla entera.
Llegamos a una zona en la que el agua cubre las dos orillas, por lo que no podemos continuar y aquí acaba nuestro paseo por éste lugar. Nos volvemos sobre nuestros pasos hasta el vado de los Perrillos y ponemos rumbo hacia el carril de los Poyos de la Mesa que casi no lo utilizamos, ya que al poco de caminar por él, al terminar la subida del vado, lo abandonamos para seguir un sendero en busca de las paredes de la Peña de los Tornillos del Gualay.
Después de un corto ascenso pero con fuerte desnivel nos encontramos junto a las paredes rocosas de la peña. Las vistas de todo el entorno son fabulosas, el calar, el Poyo de Juan Domingo, el angosto valle de la Cerrada del Pintor, el vado de los Perrillos, el picón de los Halcones, el valle del arroyo de los Habares y de fondo la sierra de Cazorla…. Caminamos bajo las paredes de la peña hasta que llegamos al llamado Collado de los Pegueros, zona de unión entre la Peña de los Tornillos del Gualay de la que venimos y el final rocoso de la Loma de la Mesa a la que nos dirigimos. Esta zona se encuentra un tanto despejada de pinos y podemos observar unas buenas vistas de la zona superior de la Canaliega teniendo como fondo el tranco del Lobo.
Ponemos rumbo hacia las paredes rocosas y realizamos una pequeña subida y acercamiento a éstas para caminar otra vez bajo las paredes del promontorio rocoso. Al poco llegamos al paso que en fuerte ascenso y en dos tramos utilizaremos para encaramarnos a lo alto de la loma de la Mesa. Las panorámicas de la zona norte de la loma son cada vez más espectaculares, pudiendo ver además de los lugares mencionados anteriormente, los Poyos de la Mesa, que se sitúan abajo, por la izquierda.
Empezamos el cresteo de la loma en el que el caminar se dificulta ya que es una zona con gran cantidad de lascas sueltas típico de la zona en la que nos situamos. A la derecha podemos ver durante todo el tránsito la cañada y la loma de la Media Ánega.
Avanzamos por la loma y poco a poco, casi sin percibirlo vamos descendiendo, ya que realizamos cortas bajadas y subidas, hasta que nos cruzamos con el camino que cruza la loma, en las proximidades de la caseta de los forestales. Lo seguimos a la derecha en busca del carril de la cañada de la Media Ánega, al que accedemos poco después. Caminamos en dirección a la Nava del Espino durante unos momentos.
Al llegar al valle que se origina entre la Media Ánega y el monte de Navahondona, descendemos campo a través suavemente hasta que conectamos con el sendero por el que pasamos por la mañana, aquí solamente toca desandar nuestros pasos hasta la fuente de la Garganta donde acaba la excursión de éste día.
Datos Técnicos:
Tipo de recorrido: Circular
Distancia: 13,38 Km.
Tiempo estimado: 5:00 Horas
Altura mínima: 1.363 m.
Altura máxima: 1.699 m.