sábado, 21 de abril de 2012

Paseo por la loma de Papeles (Granada)

     Bueno, en éste pequeño paseo quedó convertido nuestro frustrado intento de visitar ese día el lugar de los Lavaderos de la Reina. Y si no fuera por las impresionantes vistas del macizo central de Sierra Nevada que nos acompañaron como fondo frente a nosotros durante el recorrido quizá no hubiese subido éste reportaje.

     Una tardía nevada caída días antes nos complicó el día. No esperaba que la nieve nos fuera a dar problemas por lo que no preparé ni siquiera las polainas. Al llegar la cota de nieve estaba por debajo de donde teníamos previsto salir (Recorrido Rojo, previsto realizar), pero tuvimos que efectuarla desde más de un Kilómetro antes (Recorrido Azul, efectuado), ya que la nieve cubría peligrosamente el carril. Así que aparcamos el vehículo en la explanada y nos dispusimos a pasear hasta donde fuera posible, sin fijarnos alguna meta, sólo pasear y disfrutar de las vistas y de la espléndida mañana.

     Al principio, sobre el carril nevado, aprovechábamos los márgenes sin nieve para caminar, pero más adelante, ya sobre el sendero, el camino se complicó ya que la nieve se acumulaba cada vez más y dificultaba bastante el avance, alcanzando en algunas zonas hasta casi la ingle, con el problema de que esto ocurría de improviso, o sea, que caminabas sobre el sendero cubierto de nieve con más o menos cuatro o cinco centímetros y de pronto te hundías hasta más arriba de la rodilla durante un buen trecho.

     Pasado el Barranco de las Casillas, a mitad de la loma siguiente, viendo que la nieve aumentaba de profundidad, decidimos volvernos sobre nuestros pasos.

     En total fueron menos de 5 Km. recorridos, pero plenos de belleza y satisfechos por las panorámicas que pudimos disfrutar.

Mapa, Perfil, Reportaje Fotográfico

viernes, 6 de abril de 2012

Circular desde la Piscifactoría, Camino de la Oradá, Huelga Nidillo, Borosa

     Empezamos nuestro recorrido de hoy en el aparcamiento de la piscifactoría del Borosa, caminando por el carril que discurre paralelo al cauce de éste río.

     Al ser festivo, la pista se encuentra masificada y un torrente de personas caminan junto a nosotros. Por fortuna, esto acaba en el puente de los caracolillos, en el que tomamos el desvío que va hacia Guadahornillos y en el que podemos caminar ya en soledad.

     La pista asciende suavemente, podemos ver bajo nosotros el valle del Borosa, en la otra vertiente lo que pudiera ser la cueva del Gato, y el carril por el que pasamos anteriormente, de buena nos libramos. En ésta zona vamos teniendo cada vez mejores panorámicas de la parte posterior de la sierra de las Villas, cuyas cumbres se encuentran bajo un fugaz manto blanco, fruto de una tardía nevada, podemos ver Peña Corva, en una panorámica poco habitual, la morra del Cerezo, el Blanquillo…

     Vamos rodeando éste monte, caminando por la ladera derecha del arroyo de las Truchas. A nuestra derecha, en la otra vertiente podemos ver una gran densidad de arbolado autóctono de nuestra sierra, encinas, sobre el que se asientan el cerro de la Lobera y el Raso del Tejar. Al fondo del valle podemos observar Guadahornillos con un toque de nieve y a la izquierda, sobre la ladera por la que caminamos la mole pétrea del Castellón del Moro.

     Llegamos a las inmediaciones de lo que un día fue la casa forestal del Pecho de las Instancias, ahora por desgracia solamente un montón de piedras. En éste lugar volvemos a abandonar la pista por la que caminábamos y tomamos otra que sale a la izquierda, la cual va a rodear el monte en sentido contrario al que veníamos. Éste es el camino de la Oradá, nombre que toma también el barranco/arroyo sobre el que se asienta ésta peculiar roca a la que nos dirigimos.

     Caminamos ahora por la vertiente norte de éste monte, que tiene al Castellón del Moro como máxima altura. Bajo nosotros se encuentra el Borosa, a nuestra izquierda volvemos a disfrutar con unas vistas de las cumbres de la sierra de las Villas, sobre las que parece ser que en éstos momentos se produce una pequeña nevada. Vamos girando y a partir de ahora siempre tendremos a nuestra izquierda unas inmejorables panorámicas de toda la vertiente derecha de éste río (los Calarejos, los Villares, etc..), el macizo de las Banderillas se nos va presentando poco a poco, unas vistas impresionantes desde nuestra posición.

     Seguimos nuestra marcha disfrutando de las vistas y del entorno, llegamos a un valle en el que pueden apreciar restos de antiguas huertas, debemos encontrarnos sobre el cortijo de Guindas, el arroyo que observamos al fondo debe desembocar en el Borosa, por el vado de los rosales, a partir de ahora caminamos durante un rato sobre la cerrada de Elías y a nuestra derecha tenemos los paredones del Castellón del Moro.

     La pista acaba en el último saliente que efectúa la ladera y comienza una antigua senda muy bien trazada y conservada que nos lleva en unos cientos de metros a las inmediaciones de la piedra Oradá. Desde el camino, en la otra vertiente del barranco en la que se asienta ésta roca, da la impresión de que fuera el cráneo de un gigantesco ser antediluviano.

     En éste lugar, frente a la roca, decidimos hacer un alto para almorzar. Las vistas de las imponentes paredes de las Banderillas son cada vez más espectaculares. Más tarde nos dirigimos a contemplar de cerca ésta roca.

     Después de las pertinentes fotos, seguimos nuestro camino por la senda hasta que al rato la abandonamos por la izquierda buscando una incierta vereda que nos debe de llevar a la otra vertiente.

     Hasta la cima caminamos por un sendero que parece ser el que utilizan los operarios del mantenimiento de los postes de la luz que provienen de la central del Borosa, ya que discurre en algunas ocasiones casi paralelo a éstos, y en la cima nos encontramos muy cerca de uno. Una vez arriba, el sendero lo seguimos durante un corto espacio hasta que, o bien lo perdemos, o se pierde entre la maleza.

     Continuamos campo a través descendiendo por la ladera hacia las ruinas de un cortijo al que me consta que llega un camino desde Huelga Nidillo.

     Durante el descenso hasta éste cortijo es donde podemos observar las mejores panorámicas de todo el día. Se continúan viendo los Calarejos, pero lo más impresionante son las vistas del macizo de las Banderillas y su cinto, para mí son de las mejores que he podido disfrutar. A golpe de zoom se puede contemplar incluso el Tranco del Perro, repito, impresionantes. Al llegar al cortijo uno se queda maravillado del paisaje que éstas personas contemplaban en su día a día.

     Poco después continuamos por un sendero que nos conduce a una pista que al principio se encuentra muy perdida. Conforme se desciende por ella, se va percibiendo con más claridad y de la mitad para abajo se ve claramente, aunque bastante mal mantenida debido a su falta de utilización.

     Llegamos al final de ésta en los alrededores de Huelga Nidillo, conectando con el carril del Borosa en una zona en la que desde el carril principal no se aprecia el inicio de la pista por la que descendemos.

     Caminamos por la pista del Borosa descendiendo suavemente junto al cauce del río. Aunque el tramo que nos queda por recorrer es suficientemente conocido de otras ocasiones, y en ésta en particular nos encontramos con bastante gente transitándola, siempre resulta grato caminar teniendo como fondo el murmullo del río.

     Pasamos por la siempre impresionante cerrada de Elías, siempre tan espectacular. Aunque hoy no luzca el sol, esta falta de luminosidad le da un toque misterioso.

     Seguimos camino abajo, llegando otra vez al puente de los caracolillos, lugar donde por la mañana nos separamos del carril principal. Ahora sólo nos queda desandar el camino hasta finalizar el recorrido en el aparcamiento de la piscifactoría, pero antes pasamos por la bonita desembocadura del arroyo de las Truchas donde nos detenemos un momento a disfrutar de esa vista para luego en pocos metros llegar a nuestro punto de destino.

Datos Técnicos:

     Tipo de recorrido: Circular

     Distancia: 18,09 Km.

     Tiempo estimado: 6:15 Horas

     Altura mínima: 659 m.

     Altura máxima: 1.191 m.

     Dificultad: Moderada.

Mapa, Perfil, Reportaje Fotográfico

domingo, 1 de abril de 2012

Desde la Fuente de la Garganta al Gualay regresando por la Loma de la Mesa

     Iniciamos hoy nuestro camino junto a la fuente de la Garganta, cerca de la Nava de San Pedro, para efectuar un recorrido interesante que nos va a llevar por parajes de gran belleza.

     Comenzamos nuestro caminar siguiendo el carril en dirección a la Nava de San Pedro, antes de llegar al primer puente que cruza éste arroyo, nos desviamos hacia la derecha para coger un camino, posiblemente fuera un jorro, que nos va llevar en una primera subida a un llano en el que existe una alambrada por la izquierda. Hacia la derecha vemos que existe un valle por el que llegaremos horas más tarde formado por la parte final de la Media Ánega y el comienzo del monte de Navahondona. Bordeamos la valla a cierta distancia hasta llegar a la pista que viene de la Nava y la vamos a seguir hacia nuestra derecha.

     En los primeros metros la pista se encuentra bastante despejada de vegetación por lo que podemos disfrutar a nuestra izquierda de buenas panorámicas de la sierra de la Cabrilla.

     La pendiente es suave en la primera parte pero luego se inclina para subir al llano de los Torcales de Pedro Cerrillo. Desde que llegamos, podemos ver al fondo el imponente Calar de Juana, su presencia nos acompañará durante gran parte de nuestro recorrido. Lo mismo de la Media Ánega, que se nos sitúa a nuestra derecha, en ésta parte por su zona sur, más agreste, con grandes farallones rocosos, más tarde, durante el cresteo de la loma de la Mesa volveremos a verla, también a la derecha, pero por la zona norte, más ondulada, pero de muy difícil caminar por la cantidad tan grande de piedras que posee.

     Cruzamos esta llanura para iniciar la bajada por el barranco del Coberterón. Al principio del descenso caminamos sin sendero hasta que hacia la mitad damos con el camino. Las vistas de la cerrada de la Canaliega, el Calar y del angosto valle bajo el que se encuentra ahora el Gualay son impresionantes.

     Por fin llegamos abajo, a la pista, poco más arriba del dique destruido. Caminamos ahora por ésta en dirección al vado de los Perrillos, encajonados en el valle entre el Calar de Juana a nuestra izquierda y el final de la Media Ánega y la peña de los Tornillos a nuestra derecha.

     Se abre el valle al llegar a la zona del vado de los Perrillos, como hay varios que no conocen la Cerrada del Pintor, vamos a efectuar una breve incursión.

     Cruzamos el vado y seguimos el camino que nos conduce a la entrada inferior. En la época en la que nos encontramos el río se presenta con más agua que en verano, que es cuando normalmente solemos venir y zonas en las que en época estival están secas, ahora presentan un nivel de agua que tenemos que sortear.

     No se cansa uno de venir a éste lugar, siempre nos sorprende con algún aspecto nuevo. Los compañeros que me acompañan se quedan igualmente impresionados ante este espectáculo de la naturaleza, más si cabe al ser la primera vez y de inmediato me proponen volver otro día y conocerla entera.

     Llegamos a una zona en la que el agua cubre las dos orillas, por lo que no podemos continuar y aquí acaba nuestro paseo por éste lugar. Nos volvemos sobre nuestros pasos hasta el vado de los Perrillos y ponemos rumbo hacia el carril de los Poyos de la Mesa que casi no lo utilizamos, ya que al poco de caminar por él, al terminar la subida del vado, lo abandonamos para seguir un sendero en busca de las paredes de la Peña de los Tornillos del Gualay.

     Después de un corto ascenso pero con fuerte desnivel nos encontramos junto a las paredes rocosas de la peña. Las vistas de todo el entorno son fabulosas, el calar, el Poyo de Juan Domingo, el angosto valle de la Cerrada del Pintor, el vado de los Perrillos, el picón de los Halcones, el valle del arroyo de los Habares y de fondo la sierra de Cazorla…. Caminamos bajo las paredes de la peña hasta que llegamos al llamado Collado de los Pegueros, zona de unión entre la Peña de los Tornillos del Gualay de la que venimos y el final rocoso de la Loma de la Mesa a la que nos dirigimos. Esta zona se encuentra un tanto despejada de pinos y podemos observar unas buenas vistas de la zona superior de la Canaliega teniendo como fondo el tranco del Lobo.

     Ponemos rumbo hacia las paredes rocosas y realizamos una pequeña subida y acercamiento a éstas para caminar otra vez bajo las paredes del promontorio rocoso. Al poco llegamos al paso que en fuerte ascenso y en dos tramos utilizaremos para encaramarnos a lo alto de la loma de la Mesa. Las panorámicas de la zona norte de la loma son cada vez más espectaculares, pudiendo ver además de los lugares mencionados anteriormente, los Poyos de la Mesa, que se sitúan abajo, por la izquierda.

     Empezamos el cresteo de la loma en el que el caminar se dificulta ya que es una zona con gran cantidad de lascas sueltas típico de la zona en la que nos situamos. A la derecha podemos ver durante todo el tránsito la cañada y la loma de la Media Ánega.

     Avanzamos por la loma y poco a poco, casi sin percibirlo vamos descendiendo, ya que realizamos cortas bajadas y subidas, hasta que nos cruzamos con el camino que cruza la loma, en las proximidades de la caseta de los forestales. Lo seguimos a la derecha en busca del carril de la cañada de la Media Ánega, al que accedemos poco después. Caminamos en dirección a la Nava del Espino durante unos momentos.

     Al llegar al valle que se origina entre la Media Ánega y el monte de Navahondona, descendemos campo a través suavemente hasta que conectamos con el sendero por el que pasamos por la mañana, aquí solamente toca desandar nuestros pasos hasta la fuente de la Garganta donde acaba la excursión de éste día.

Datos Técnicos:

     Tipo de recorrido: Circular

     Distancia: 13,38 Km.

     Tiempo estimado: 5:00 Horas

     Altura mínima: 1.363 m.

     Altura máxima: 1.699 m.

     Dificultad: Moderada.

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